“Se estremecía el tiempo con cara de frío,
pero el frío no mira ya a otra parte y el mundo pierde su camino.
Ojalá levantes los brazos, para que el sol con su ingenuo regazo
vuelva a ser el interminable astro que fue
antes de haberse indignado con el papelón del tiempo.
Ojalá soples al viento, y que las plantas tengan tu aliento.
Pero el tiempo te ha encandilado,
y el mundo se pierde en el descomunal sitio de los humanos.
Tus brazos no se alzan, solo arden para el olvido,
como si no quisieran vencer al frío.
Sin embargo el tiempo se sienta un rato,
esperando a que decidas errar el paso que termine de eliminar
lo que el aliento toxico de las flores no se ha llevado.
Ojalá yo fuese lámpara inagotable,
para alumbrarte esas tinieblas que agobian tu sensatez.
Ojalá fuese aire para darte un poquito de vida,
o quizá arrebatártela.
Ojalá fuese luna para confundirte.
Ojalá fuese ropa para llevarme tu frío.
Ojalá fuese tu voz para decir lo que nunca lograrías admitir,
esas palabras de amor que tanto trabajo te cuestan prescindir,
y que van transgrediendo por el tiempo, atormentando.
Ojalá fuese tu estupidez para no alejarme de ti nunca.
Ojalá fuese tú para que yo no existiese.”
pero el frío no mira ya a otra parte y el mundo pierde su camino.
Ojalá levantes los brazos, para que el sol con su ingenuo regazo
vuelva a ser el interminable astro que fue
antes de haberse indignado con el papelón del tiempo.
Ojalá soples al viento, y que las plantas tengan tu aliento.
Pero el tiempo te ha encandilado,
y el mundo se pierde en el descomunal sitio de los humanos.
Tus brazos no se alzan, solo arden para el olvido,
como si no quisieran vencer al frío.
Sin embargo el tiempo se sienta un rato,
esperando a que decidas errar el paso que termine de eliminar
lo que el aliento toxico de las flores no se ha llevado.
Ojalá yo fuese lámpara inagotable,
para alumbrarte esas tinieblas que agobian tu sensatez.
Ojalá fuese aire para darte un poquito de vida,
o quizá arrebatártela.
Ojalá fuese luna para confundirte.
Ojalá fuese ropa para llevarme tu frío.
Ojalá fuese tu voz para decir lo que nunca lograrías admitir,
esas palabras de amor que tanto trabajo te cuestan prescindir,
y que van transgrediendo por el tiempo, atormentando.
Ojalá fuese tu estupidez para no alejarme de ti nunca.
Ojalá fuese tú para que yo no existiese.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario