sábado, 2 de agosto de 2014

Me gustaba dormir a su lado, sentir su tenue respiración contra mi cuello, apreciaba todo de él a toda hora. Su personalidad era un poco infantil, y admito que era una de las cosas que me atraía, aunque también, por supuesto, tenía su parte seria. A la mañana era un revoltoso, solo quería comenzar con los quehaceres ya que como su dulce voz recitaba, "no hay tiempo, hay que aprovechar ahora antes de que sea demasiado tarde", y tenía razón...

Me deleitaba al observarlo, era tan hermoso, y su cabello revoltoso lo hacía ver como un niño, no como un adolescente. Sus ojos eran tan claros cual cielo, llenos de vida, siempre brillantes, aunque lamentablemente un día se apagaron, y se marcharon para siempre, tristes, llenos de oscuridad y quizás odio.

Oh, lo que daría por escucharlo una vez mas, no sabe lo mal que me hace cuando no está presente. Le extraño tanto... me arrepiento tanto de lo ocurrido, lo siento tanto, no quería que se marchara, siempre le amé, pero las cosas se dificultaron y ahora me encuentro tan, pero tan solo...

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