14 de marzo de 1964
Estoy otra vez en el hospital, no sé por qué
me acabo de despertar.
Las paredes de mi habitación son blancas, como
mis sábanas, las cortinas, el suelo, y todo lo demás.
Encontré esta hoja sobre la pequeña mesa que está
a mi lado, junto con una pluma que no funciona lo
demasiado bien, se está gastando.
Mi muñeca izquierda está cubierta con gasas, decoradas
por unas manchas diminutas de un rojo carmín.
No me puedo mover. Los ojos me pesan, me arden, no
los puedo mantener abiertos. Tengo la boca seca y con
un sabor áspero, como a medicamento.
Me siento débil, hay un silencio parecido al de los cementerios,
quizás esté muerta, o casi.
Vuelvo a sentir el vacío interior, me llena, es eterno, o hasta que
mi vida se agote.
Oigo un ruido similar a un repiqueteo en la ventana, espero que no
sean ellos.
No me quiero voltear, tengo miedo, ellos me matarán, y tú lo sabes,
siempre te he contado sobre ellos, pero nunca me escuchaste, ahora
estoy atrapada en esta sala deprimente sin ayuda alguna.
Él está aquí conmigo, me está observando desde la esquina de
la habitación, con sus ojos blancos, expectantes, tengo miedo,
me va a matar, siempre me amenaza con la misma historia, la
cual tú nunca me creíste.
Se está acercando a mi, ten en cuenta que estas son las últimas
palabras que vas a leer de mi, te lo advertí
siento que mi pecho se contrae, me duele, comienzo a ver todo negro,
él me va a matar,he manchado la hoja con sangre y lágrimas
no puedo no quiero morir te dije que me ayudaras ahora él está sobre
mi me va a asfixiar como me lo dijo ayer no puedo lo juro no pue
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