viernes, 22 de junio de 2012

Existen personas muertas en vida, almas vagando en espera de la muerte y sombras que carecen de cuerpo. El dolor impregna la piel, la sangre que corre por las venas inerte, llena de vida a un cuerpo que no la desea. Las horas se consumen y los minutos son desgarradores pacientes amantes de la espera. Entonces, sí duele, pero llega un momento, en el que el dolor deja de ser una sensación, para ser un sentimiento; un momento en el que la ira llena el alma de desesperanza y en el que el cuerpo se resigna a vivir por desidia, esperando que algún día, la muerte se lleve los recuerdos y así se detenga el sufrimiento.

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